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El tema del descanso es algo sumamente personal para mí. A estas alturas de mi vida, me he visto en la necesidad de aprender a descansar. Sí, así tan raro como suena.

Quisiera decir que esta decisión es por amor propio, pero no, no es mi realidad. La verdad es que llegué a un punto en donde mi cuerpo me dijo: “O lo tomás en serio, o aquí nos alzamos en huelga indefinida”. Algo así como que no me ha quedado de otra.

Me ha tomado mucho trabajo interno cambiar mis creencias alrededor del trabajo y el descanso. Estas creencias vienen de mi crianza y de mi familia, ya que por varias generaciones, el trabajar a todas horas era lo más digno que podíamos hacer. Ver a mis abuelitos trabajar sin parar, a mi mamá seguir haciendo cosas a pesar de estar totalmente agotada, y a mis tíos trabajando hasta las dos de la madrugada fue algo que se me enseñó como lo normal. Y, tal cual, así lo he hecho toda mi vida.

Ya a medida que me hago más “viejilla”, el cuerpo me ha dejado de colaborar con ese ritmo frenético. He tenido y sigo teniendo insomnio, ataques de pánico que casi me llevan al hospital, problemas musculares grandes y ansiedad generalizada, por decirte algunas de mis dolencias. Si te cabía alguna duda, dejame que te explique que estás leyendo a una workaholic en recuperación. Y sé que hay muchas personas así como yo.

Especialmente porque la sociedad y las empresas nos recompensan increíblemente. Los workaholics somos las personas favoritas de cualquier equipo de trabajo. Nuestra ética laboral es alabada por nuestros managers, y somos puestes como el role model ante nuestres colegas. Entonces, dejar de ser workaholic no es algo que la sociedad aplauda mucho. Por eso, este tema es increíblemente importante.

Cómo saber si necesitás descansar

Para muchas personas, el saber si necesitan descansar no es algo complicado. Para nosotres, les workaholics, es algo que no se nos da fácil porque llevamos toda la vida ignorando nuestro cansancio. Entonces, quiero darte algunos síntomas para que hagás tu checklist y aprendás a reconocer cuándo necesitás descansar:

  • Ya no tenés ganas de hacer cosas que genuinamente te gustan.
  • Tenés síntomas físicos como dolor de cabeza, de espalda, o problemas digestivos.
  • Tenés síntomas mentales y emocionales, como que cualquier cosa te hace “estallar”, te sentís al borde del llanto constantemente, y/o tenés “brain fog”.
  • Tenés tanto estrés que, aunque tratás de descansar, no podés. Esto es porque tenés una acumulación de adrenalina y cortisol que no te permiten bajar las revoluciones.
  • Durás demasiado tiempo completando cosas que no te deberían tomar tanto rato.

Si te sentís identificade con alguno de estos puntos, tomalo como tu señal de que tenés que descansar. Porque si no lo hacés, lo que sigue es un colapso de salud que te obligará a quedar OOO hasta quién sabe cuándo.

¿Y si solo es vagancia?

El concepto de vagancia me parece demasiado simple para lo que realmente está de fondo. Desde el punto de vista psicológico, detrás de una persona “vaga” está una persona asustada o que busca evadir algo que le resulta difícil afrontar.

Por ejemplo, necesitás prepararte para una presentación, pero la seguís posponiendo. Te podrías decir que estás muy cansade hoy y que por eso mejor la vas a practicar mañana. Pero mañana llega, y tampoco te preparás porque no tenés la información completa. Te decís que vas a terminar de recopilar la información antes de ensayar la presentación. Pero al día siguiente no te ponés a buscar la información porque “algo más importante” surgió. ¿Ves el patrón?

Lo que está detrás de esto probablemente sea miedo a hacer la presentación. Entonces, la próxima vez que te estés diciendo que sos una persona vaga porque no hacés las cosas que ocupás, mejor preguntate a qué le tenés miedo de afrontar esa tarea, y verás cómo tu diálogo interno cambiará.

¿Qué nos decimos cuando ocupamos descansar?

Hablando de diálogo interno, te dejo con una pregunta que te podría dar muchos insights. Porque como tu psicóloga y coach, me encanta que tengás claridad para mejorar tu salud mental y emocional.

Cuando ocupás descansar, ¿qué es lo primero que te decís?

Al menos en mi caso, aparece la voz de mi abuelita diciendo: “Aunque estés cansada, hay que hacerle frente a las cosas”. Y entonces, entro en todo un debate conmigo misma donde reviso si ya “hice lo suficiente” como para haberme ganado el descanso. Y, a menudo, mi negociación no me favorece, porque entonces me digo que debería trabajar una hora más, que si termino X cosa entonces eso me va a ayudar demasiado. O que puedo descansar y limpiar la casa, porque lo que ocupo es descansar del trabajo (como si hacer labores domésticas fueran vacaciones).

Pero ahora te dejo la tarea a vos. ¿Qué te decís? ¿Que todavía podrías dar más, que nada te cuesta? ¿Que si descansás cada vez que te sentís un poquitito agotade, así no vas a llegar a ninguna parte? ¿Que te vas a retrasar demasiado?

Y ahora, te invito a que lo veás de manera objetiva. ¿En serio, si no trabajás hoy una hora más, te vas a retrasar a un punto de no retorno? ¿En serio “nada te cuesta” o te va a costar lo último de energía que tenías y entonces ya no vas a disfrutar a tu familia más tarde?

Espero que esto te haya ayudado para llevar tu vida personal y profesional al siguiente nivel.

Nos leemos pronto,

Caro.

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